En un mundo invadido por las aplicaciones no podía faltar una que analiza tonos vocales a fin de orientarnos sobre nuestras emociones. Este es el caso de Moodies, una app creada por un equipo de médicos, neuropsicólogos y expertos en toma de decisiones de la empresa Beyond Verbal (clip promocional aquí) A fin de probar Moodies podéis bajaros la aplicación (disponible para iPhone y Android) o visitar la web de la empresa. Después de experimentar conmigo misma y otras personas, estas son algunas de las conclusiones a las que he llegado sobre un producto que es mucho más que un juego para pasar el rato.
El mecanismo de Moodies gira en torno a la idea de que a través de la entonación de la voz informamos sobre nuestras emociones, actitudes y personalidad. Así pues, tras veinte segundos hablando, la app descodifica qué esconde la modulación de la voz facilitando dos posibles interpretaciones. No obstante, si se quieren obtener resultados más o menos fiables, no hay que decir que se va a usar la aplicación; ya que, de otra manera, la persona casi siempre se siente cohibida y no se expresa con absoluta libertad. Constatación que, de modo inevitable, me hace plantear dos cuestiones.
En primer lugar, Moodies ciertamente resulta un instrumento muy válido para la mejora de la capacidad comunicativa de profesores, consultores, actores, etc. Además, ámbitos como la salud, el ocio o el marketing se pueden también beneficiar de sus posibilidades. Ahora bien, ¿con qué fines poco éticos se podría emplear Moodies? En segundo lugar, ¿podrían llegarse a anular algún día nuestras competencias comunicativas por confiar en este tipo de productos hasta el punto de depender de una máquina para relacionarnos con los demás?
Elisabet Gimeno
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